lunes, 17 de octubre de 2016

Maneras y contramaneras de la poesía (A propósito del libro Ex sesos y asa res, borrones para versos no tan perversos, de Erro)

Maneras y contramaneras de la poesía 
(A propósito del libro Ex sesos y asa res, borrones para versos no tan perversos, de Erro)

Carlos Yusti

Viernes 23 de septiembre de 2016        
“Hay dos tipos de escritores: los que lo son y los que no lo son. En los primeros el fondo y la forma van juntos como el alma y el cuerpo; en los segundos el fondo y la forma van juntos como el cuerpo y el vestido”.Karl Kraus


En una oportunidad Paul Valery quedó sorprendido al leer en una revista un poema de Stéphane Mallarmé. El poema no era otro que “Un golpe de dados jamás abolirá el azar” (“Un coup de dés jamais n’abolira le hasard”), publicado con gran sentido experimental y creativo en 1897 en la revista Cosmopolis (la edición definitiva se imprimirá en el año 1914 en Editions de la Nouvelle Revue Française). Valery escribe: “Mallarmé me dejó ver por fin cómo había colocado las palabras en la página. Me parecía tener frente a mí la forma y el modelo de un pensamiento puesto por primera vez en un espacio circunscrito. Era el propio espacio el que hablaba, soñaba, daba vida a las formas temporales (…). Expectativa, perplejidad, concentración eran todas cosas visibles… Con mis propios ojos he podido ver los silencios que las formas asumían, instantes imperceptibles se hicieron claramente visibles: fracciones de un segundo durante el cual la idea viene y se va, átomos de tiempo que funcionan como gérmenes de infinitas consecuencias”. Para un lector actual de poesía esa distribución del poema en la página puede resultar común, pero en ese momento el poema distribuido en la página, con sus grandes espacios en blanco, adquirió nuevos significados estéticos y sintácticos. El poema dejó de ser una conjunción de versos y metáforas en columnas para devenir en una pulsación visual, desechó la camisa de fuerza de la columna para desparramarse por la página en blanco como una desgarradura sonora y gráfica.

Los futuristas (de manera especial Filippo Tommaso Marinetti, que para ese tiempo se encontraba en París y conoce a Mallarmé, de ese encuentro nace la idea de traducirlo y en el año 1916 publica Mallarmé. Versi e prose) convertirán el poema en una explosión tipográfica y en la que la onomatopeya, tan apreciada por los dadaístas, proporcionará cierta sonoridad desquiciante al verso. Los constructivistas y futuristas rusos realizarán sus respectivos aportes a esta poesía que salta los goznes de las formalidades literarias y de la sintaxis. Ellos harán del poema un rito plástico, en el que se combina la tipografía llevada a sus extremos con colores planos para convertir el poema en un malabarismo óptico de gran vivacidad visual.

Guillaume Apollinaire concibió sus primeros caligramas durante su convalecencia de una herida de guerra. En sus cartas de amor a Louise de Coligny-Châtillon —Lou en sus poemas—, combina escritura con formas. Estos textos darán forma a los conocidos caligramas (del francés calligramme), que vendrían siendo un conjunto de palabras que van dibujando en el espacio de la página una forma determinada. El texto crea así una imagen visual, en la cual la grafía tiene un sentido más pictórico. El poeta chileno Vicente Huidobro incluye el caligrama “Triángulo armónico” en Canciones en la noche. Otros escritores latinoamericanos y españoles cultivaron con acierto el caligrama como Juan José Tablada, mexicano; Francisco Acuña de Figueroa, uruguayo; Carlos Oquendo de Amat, Jorge Eduardo Eielson y Arturo Corcuera, peruanos, los españoles Guillermo de Torre, Juan Larrea y Gerardo Diego y el argentino Oliverio Girondo.
Los surrealistas por su parte crearon el poema-objeto, en el que escritura y objeto se ensamblan en la página para proporcionarle significados nuevos tanto al poema como al objeto.
En Venezuela los grupos literarios de vanguardia harán sus respectivos experimentos con la poesía, el cuento y la novela. No obstante es imprescindible mencionar a ciertos creadores cuyo trabajo se ha enfocado en el poema como un innegable campo para el experimento en busca de nuevos derroteros expresivos. Escritores y creadores como Keyla Holmquist, quien por los años 90 comienza su trabajo con el arte correo y la poesía visual. A Ramón Ordaz y sus Grafopoemas. Libro con un formato inusual. Una carpeta (45 de largo por 31 de ancho) que contiene 20 hojas sueltas con poemas donde la grafía tiene sus propias leyes. Poesía que combina dibujos, onomatopeyas y tipos de letras diversos (en tamaños y colores diferentes) que hacen del poema una experiencia visual y literaria como pocas en nuestra literatura. A Franklin Fernández y su extraordinario trabajo con los poemas-objeto, en los que lo poético se convierte en una estructura inusual y en los que la metáfora es un esbozo que busca convertir al espectador/lector en partícipe del poema. El objeto sufre una metamorfosis y en ese trance surge lo poético. También está Ximena Benítez, que juega con la grafía del poema y el dibujo. El poeta César Seco experimenta con el collage para darle al poema un sentido de afiche donde el diseño gráfico de igual modo rompe parámetros.
El libro Ex sesos y asa res, Borrones para versos no tan perversos (colección “Poesía venezolana contemporánea”, Fundación Editorial El perro y la rana, 2016; 175 p.), de Erro, aborda las aproximaciones de la experimentación poética como el caligrama, el juego con distintas tipografías, las onomatopeyas guturales, la caligrafía china, etc. No obstante, detrás de esta pirotecnia de laboratorio hay una poesía punzante, virulenta, que no respeta la gramática, pero de excelente factura literaria. No es un libro de poemas a la usanza tradicional con las metáforas bien peinadas y ese contestarismo militante (que plagia sin inteligencia al poeta Víctor Valera Mora). Tampoco es un libro de poemas con estreñimiento (tres o cuatro líneas forman un poema), mucho menos esos poemas crípticos e inteligibles que no hacen ningún ruido para no perturbar los ronquidos de la administración. En el antiprólogo César Seco anota: “En este libro no hay intención ninguna de escribir poesía, en el sentido común, apenas sí de reescribirla, es decir, en todo caso, no escribirla en ese lenguaje (lírico o versolibrista) que ya se le cae la costra de usado, de manipulado entre una y otra versificación, cesanteado entre los sucesivos ismos o guarimbeado por las falsas vanguardias que terminan por probar la dulce agua de la tradición y comprobar que no han roto siquiera un plato de la indomable, siempre libre poesía”.
En este libro su autor Erro (anagrama de Ender Rodríguez) explora todas las posibilidades de la palabra poética y del poema como artefacto experimental. Erro como escritor (y artista multidisciplinario) combina desde el juego las posibilidades plásticas del poema, un poco estático y como ensamblado con palabras y metáforas algo manoseadas por el uso de tanto poeta baboso y lambiscón. De alguna manera retuerce el lenguaje, tanto el cotidiano como el literario, para someterlo a variaciones gramaticales y lexicales, y más que escribir poemas parece borrarlos sobre la marcha, descubrirlos en su hueso a medida que los escribe/dibuja en el papel. Las palabras parecen viajar en espacios en blanco. Veamos/leamos estos dos poemas:

ABLA s


La narration ne semble plus nécessaire


la nada habla
the voice of madness



I am
agua



the rest is the end of a party







Erro explora lo erótico en el caligrama, las letras en sinuosos movimientos, las ondulaciones de la frase y el espectador/lector hace el resto:







Algunos poemas del libro se resuelven como imágenes que puedes leer en sentido literal y al mismo tiempo se pueden ver desde la posición del espectador detenido ante una pintura o una escultura:











El sentido de juego lúcido y premeditado del libro se percibe en cada página. En una entrevista (realizada por Franklin Fernández a Erro) sobre el entramado lúdico del libro éste indicó: “Sí, es un entramado lúdico algo irresponsable que va desde embarrar, desollar, soltar borrones en plena cara, permitírsele al autor burlarse de sí y de la alteridad, desnudando el habla o la palabra escrita, reescrita, mal escrita, supuestamente bien escrita, igual me vale vergas todo eso. Se deja acá abierta la punta de la pistola o el cargador vacío que puede ser el lector (o lectora). Se busca sin insistencia tampoco el inquietarlo, sacarlo de su sitio donde ha aplastado el culo por tantos años, molestarlo, emocionarlo, sentirse a veces erro o error, el que hable a veces como el vecino iracundo de palabrotas o hacerle experimentar en lo digamos ½ contemporáneo o el que se ría de lo muy cursi siendo a veces cursi, o busca echar broncas, lanzar la cabuya contando sus historias más íntimas e invenciones mentales… etc, etc, etc”.


El libro Ex sesos y asa res, borrones para versos no tan perversos sin contemplación alguna no dejará tranquilo al lector/espectador, lo sacará de su zona de tranquilidad y confort para enfrentarlo a la palabra poética desde el otro extremo, desde esa orilla donde la grafía lingüística de otras latitudes toma la palabra:

El libro tiene ese tono de desparpajo, de tomadura de pelo, pero creo que todo está premeditado por el azar o más bien por esa escritura azarosa que se lo juega todo a favor de una literatura otra; de esa literatura menos previsible o en todo caso de esa poesía menos organillera y repetitiva de siempre que viene envuelta en columnas como si sostuviera el techo de la poesía tradicional. En otro aparte del antiprólogo Seco apunta: “Corre riesgo, pero jamás irresponsable. Él sabe dónde va a caer la piedra porque conoce el tensar de su honda”.
En la entrevista con Franklin Fernández ya Erro lo puntualiza: “Hay terca necesidad —obstinada— en mover el piso, molestar a veces, hacer gozar, reír, arrecharse, masturbarse o taparse el culo, la cremallera, volver a irse de noche a ver qué pasa, a ver si amanece o no, o si es mentira o si escribir vale la pena quizá tampoco, en todo caso, el tipo toma hilo y coce descosiendo el verbo la palabra el sexo los espíritus los ‘otros yo’ en ‘el yo’ que ni él sabe quién carajos es, él mismo escribe ‘mal’ escribe bien para que sea ‘buena’ escritura según los jodidos de la RAE y su cursilería autócrata. Juguetea al borrón como el kínder, el poema de las vocales fue su entrada triunfal a su verdad accional cuando en tercer grado dejó un regalo a su maltratadora maestra anciana”.

Vocales

A e i o u
El burro no es nada fácil
de enseñar
La ve labidental sin dientes
Es una mujer de barro
La u no la conozco
Recuerdo haber roto la nariz
de un tipo gordo en la escuela
Sobre la o
Solo puedo decir:
La maestra que me daba reglazos puños
y que halaba mi patilla y orejas
No me dejó ir al
bathroomPor ello
me cagué en su salón —a propósito—
La sirvienta del Colegio me bañó
y entregó a mi hogar…………iiiii
Mprofe de Kínder era la Diosa del Cosmos
me hizo cerrar ojos pupilas pestañas y
soles
Música clásica al fondo
Pinté sin ver nada
Solo pinté la nada
Y ya nada cabía
…Todavía la amo
Como es lógico aparte de lo experimental, bizarro y escatológico a veces, este libro tiene poemas como Dios y los académicos de la cosa de la lengua mandan:

Sancocho e yuca

Mijitollegáytomásejayucayle pelás lapelleja comai y tonces le
cortái toíto en piacitoshasta quetén biengüenas
le metésun poco e matas
calne y tó
loque viás en ejeconuquitode ái
atrá
cuandotésmechaíto esoahi mijitico yasabés
llamá alospelaos
Considerar a Erro como un agitador es no dar en blanco. Ficharlo como un escritor/creador que asume el arte desde todas sus vertientes posibles es más acertado. Kraus en uno de sus aforismos postulaba: “Un agitador toma la palabra. El artista es tomado por la palabra”. El libro de Erro es el mejor ejemplo de un artista tomado por la palabra. Erro como escritor va desnudo, con un fardo colgado de un palo al hombre donde lleva el fondo y la forma y eso ya es algo en este país con tanto poeta de trajealamedidaconcorbata y academia de la lengua incorporada, de tanto poetafuncionario. Ah y uno de los mejores poemas, ironías aparte, del libro, es el poema blanco:

Poema blanco

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Fin del poema blanco




Carlos Yusti

Editor en Arte Literal
Escritor y pintor venezolano (Valencia, 1959). Cofundador del grupo literario Los Animales Krakers y de la revista Zikeh. Dirige en la web la página Arteliteral. Su última exposición conceptual es la revista ensamblada La Tapa del Frasco (2015). Ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (1991), Vírgenes necias (1994), De ciertos peces voladores (1997), Dentro de la metáfora: absurdos y paradojas del universo literario (2007), Para evocar el olvido y otros ensayos inoportunos (2007) y Poéticas del ojo (2012).


Sus textos publicados antes de 2015

95 • 122


Fuente bibliográfica:
http://letralia.com/lecturas/2016/09/23/maneras-y-contramaneras-de-la-poesia-a-proposito-del-libro-ex-sesos-y-asa-res-borrones-para-versos-no-tan-perversos-de-erro/#.V_El-PB13zc.twitter 

4 comentarios:

  1. gracias KEYLA Y QUERIDO YUSTI.... FULL AFECTO --- el ERRO

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  2. AMIGXS INVITADXS A ENTRAR EN www.enderodrigueznomeempoeme.blogspot.com

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